Las élites globalistas quieren encerrarnos en núcleos urbanos en los que todo esté a quince minutos a pie o en bicicleta, el objetivo que nos quieren vender es claro: hacer innecesario el uso del vehículo privado, y promover ciudades menos contaminantes y supuestamente más confortables para el ciudadano, las llaman “ciudades de 15 minutos” y las venden como si fueran el paraíso. A los ojos de los distraídos parecen ciudades ideales donde todo funciona para nuestro “bienestar”, “salud” y “medio ambiente” pero en realidad son una trampa social sin precedentes. Más bien las tendríamos que llamar guetos o ciudades prisiones, en las que perderemos nuestra apreciada libertad y derechos fundamentales.
Como estamos viendo los gobiernos, las instituciones y las empresas están combinando tecnologías para recopilar datos, mejorar las comunicaciones y compartir información, con infraestructura urbana, creando ciudades inteligentes. Pero aunque nos lo presentan como algo positivo, en realidad, las ciudades inteligentes o ciudades de 15 minutos atraparán a la humanidad en campos de concentración al aire libre.
Ya existen ciudades en todo el mundo que han suscrito su adhesión a estos programas de encarcelamiento climático, promovidos por la Agenda 2030. Parece que lo tienen todo muy bien preparado y como no hagamos algo pronto nos daremos cuenta que no podremos salir de ellas, mientras la inteligencia artificial nos vigila y se adueña de nuestras vidas, y el 5G con sus graves daños al ADN, nos enferma la psiquis y el cuerpo.