En los primeros días de la Guerra Fría (finales de los años 40), la CIA comenzó un proyecto secreto llamado Operación Mockingbird o Sinsonte, con la intención de comprar los principales medios de comunicación y poner a los reporteros en la nómina de la CIA, para que se convirtieran en espías y diseminadores de propaganda interesada.
Entre los grandes manipuladores están la Open Society de Soros, el Instituto Tavistock, los Think Tanks, la ONU y la OMS y otros que continúan hasta la actualidad.
En la actualidad se continúa utilizando la propaganda y el control de la información con el fin de controlar la opinión pública y generar un pensamiento único, tan necesario para que el gobierno de la sombra lleve a cabo su agenda. Muchos creen que tenemos una prensa libre, bajo la idea errónea de que los reporteros están destinados a servir al público. Los reporteros son empleados pagados y sirven a los propietarios de los medios. Un elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, para desviar la atención del público de los problemas importantes mediante la manipulación, este método también es llamado “problema-reacción-solución”. El ejemplo mayor de manipulación lo tenemos en la farsa del Covid-19, cuando los medios aterrorizaron a la población con la difusión de mentiras sobre una pandemia covid inexistente, y todo con el objetivo de imponer una vacuna de experimentación genética, con grafeno y nanopartículas para envenenar, con millones de muertos como se ve entre los pilotos de aviones.
Utilizando estos abusivos métodos sutiles y bien conformados es como modifican nuestra manera de pensar, sentir y actuar, lo que viene a significar que cada día que pasa es mayor el sometimiento de las multitudes en todas las ramas de su nuevo Orden Mundial.