La Atlántida logró un alto grado de desarrollo muy por encima de nuestra civilización actual, pero fue borrada de la faz de la Tierra, quedando su recuerdo en los mitos y las leyendas de los pueblos que hacen referencia a catástrofes que causaron el Diluvio Universal, enormes tormentas solares que alteraron el clima y precipitaron el final de la última glaciación hace unos 9.200 años atrás.
Poseían armas de destrucción inimaginables capaces de acabar con grandes poblaciones, que fueron utilizadas en grandes guerras entre la luz y la oscuridad en su época final. Solo hubo unos pocos sobrevivieron que fueron las bases para la creación de una nueva raza.
Todo se repite una vez más. Nuestra raza se encuentra en una situación final y de nuevo se abren dos caminos ante nosotros: continuar con la insensatez de querer jugar a ser Dios con la vida, la genética, las mutaciones... o subir nuestra frecuencia y recuperar la integridad de nuestro ADN alterado hace milenios, activar sus 12 hebras originales y volver a ocupar el lugar que nos corresponde de origen, liberándonos de todo tipo de esclavitud y limitaciones.
Ahora o nunca, la decisión depende de nosotros, o salimos adelante con una transformación radical o somos presas de una nueva llamarada o flash solar que acabe con nuestra tecnología y nos perdemos hasta caer en la involución total.